El Reino del Narcisismo
Una cámara ya es suficiente
para que los Olimpos
crezcan en sus glorias imaginarias
y se divulgan como cualquier autoridad virtual;
Detrás de cada uno de estos seres ordinarios
se esconde milenios de condicionamientos,
transformados en gurus,
entrenadores de egoísmos evolucionados,
o en violadores de la humanidad,
o en celebridades de la estupidez y la demagogia.
Se confunden las palabras
cuando ellas no son las cosas,
ni mucho menos los imaginarios
y así, juran ante la verdad
repitiendo lo que el pasado les ha contado.
Ahora, aparecen seres mediáticos
con su síndrome de héroe
mientras que sus imágenes crecen
al mismo tiempo que el sufrimiento
de aquellos Olimpos que no pueden discernir
entre lo fútil o útil; creando una adicción más sus espejos.
La compasión no puede tener autoridad,
no puede ser ningún referente
ni puede mostrarse como remedio
para colmar las ansias de alcanzar la fama
cuando ella no le pertenece a nadie, así como la verdad;
En un mundo donde reina el culto a la personalidad
y donde se repiten palabras
cuya procedencia no se pone en duda,
el cambio radical
queda entonces relegado en el silencio de la frustración;
la risa llega después
cuando al ver que estos Olimpos
le hablan a un vacío
y que en este último se encuentra una bufonada
contra su reino narcisista.
Quizás sea adecuado
el respeto de no reaccionar
tal como la contradicción de este poema
al decoro de palabras que estos Olimpos proponen
y aun así, dar la vuelta y contemplar la belleza
de una naturaleza que lleva millones de existencias
ignorando este arte egoísta que destruye su esencia.